Hijo de una tradicional familia de la
vecina ciudad de Mar del Plata, llegó a nuestro medio, como muchos
otros, detrás de la vida, forjando su futuro.
Sus condiciones personales y edad le permitieron
ingresar en la Escuela Granja "Ramón Santamarina".
El orgullo de haberlo contado como miembro
de nuestra institución se logró a través del milagroso
"Rugby".
Conoció amigos, compañeros
de equipo, y rápidamente fue uno de los nuestros, con las virtudes
y defecots de todo cincuentista.
Era casi imposible descubrir al temperamental
jugador de rugby que encerraban sus músculos y espíritu,
al observar el rostro. Sus jóvenes facciones enmarcaban unos ojos
claros, tiernos, que parecían reproducir un cielo abierto y limpio.
La naturaleza no se había equivocado,
su cara era el espejo de su forma de proceder, de su personalidad. Abierto,
limpio, sin dobleces, amigo, eso fue Fernando Varela para nosotros.
Por ello descansa en el corazón
de todos; por ello su recuerdo es permanente.
Por ello este homenaje. |